Insurtech Community Hub asiste a los premios fundación Mapfre y entrevista al galardonado Abel Veiga, profesor de Derecho del Seguro y de Derecho Mercantil de la Universidad Pontificia Comillas de Madrid, que acaba de recibir el Premio Internacional de Seguros Julio Castelo Matrán por su trabajo “Seguro y tecnología. El impacto de la digitalización en el contrato del seguro”. Una obra que despierta grandes interrogantes y ofrece respuestas ante el enorme desafío que suscitan las nuevas tecnologías, el contrato inteligente y su penetración en el ecosistema del seguro y la contratación.
Hola Abel, lo primero de todo, ¡enhorabuena! Muchas gracias por atender a Insurtech Community Hub. Muy interesante tu visión y aportación al sector sobre el seguro y tecnología,
¿Como ves el ecosistema insurtech globalmente? ¿Y localmente en España?
Los cambios son imparables. Han venido no solo para quedarse si no para revolucionar el sector en todos sus estamentos y claves. Si hasta ahora se habla, cual si fuere una interseccioìn o una relacioìn cuasi binaria perfecta, al menos de momento, de la cadena de bloques -blockchain- y del contrato inteligente -smart contract-, éstas no son más que expresión de un comienzo, donde lo cuántico acabará a su vez revolucionandolo todo y elevándolo a un nivel aún mayor de desarrollo. Como tampoco lo hace el exponente maìs significativo de esta ya singularidad tecnoloìgica, la roboìtica y su interrelacioìn con el derecho. Los impulsos y los avances que supone la tecnología solo tiene un freno, o si me permiten un doble freno, los límites jurídicos -donde las normas ahora mismo van por detrás- y el límite ético.
El ecosistema es amplio, con una visión acertada y global conscientes como son que la interconexión de sectores y ámbitos económicos y empresariales son una de las claves. No hay compartimentos estancos. El seguro no puede avanzar si tener en cuenta múltiples aspectos, pero tampoco lo que se haga desde la industria por ejemplo de la automoción, la robótica médica, el big data, los avances sanitario médicos, gps y monitorización a tiempo real, biomarcadores, etc., y toda esa industria y su desarrollo ha y debe de estar conectada, sumamente interrelacionada. Y esto es algo que no solo sucede en España, lo es a nivel mundial en un tren que ha arrancado hace años y que cada vez arrastra y atrae sectores más dinámicos como también un profundo cambio de mentalidad en los asegurados y un colaboracionismo y consciencia de sus necesidades más claro y exigente que les lleva a crear plataformas peer to peer y generar digitalmente sus propios productos asegurativos.
¿Cuáles son las claves del éxito para integrar una propuesta de emprendimiento? ¿Y las barreras?
Las claves son la apertura de mentes, el conocimiento de las posibilidades que la tecnología ofrece y brinda, su utilización racional sin perder el objetivo y servicio para la persona, lo que implica una consciencia clara de la centralidad del ser humano y donde la tecnología coadyuva y está a este servicio agilizando procesos, estructuras, organizaciones y con una comunicación en línea y conocimiento como nunca hemos tenido. Todo esto atrae fondos, financiación, expectativas de negocio al tiempo que las abre e intensifica. Los modelos han cambiado y han basculado. Y eso no es malo per se. Al contrario. Quién ha de adaptarse a quién o a qué es el gran interrogante que los emprendedores hace tiempo han sabido responder.
Las barreras son las de siempre empeñarse en querer ver siempre con anteojeras y entender que la tecnología es una amenaza. Parte del problema no es el desarrollo y expansioìn digital, sino el uso de esas formas, rectius, instrumentos digitales. El saber, en suma, coìmo opera y en queì marco concreto, la tecnologiìa. Tecnologiìa desbordante de continentes teoìricos puramente juriìdicos y que exigiraìn un desarrollo que va maìs allaì de una mera adaptabilidad de eìste a aqueìlla. ¿Se reinventaraì o simplemente evolucionaraì a la par el derecho y el ordenamiento?
Por tanto, si de un lado, irrumpen empresas que disruptivamente innovan en el aìmbito del seguro con aplicaciones, plataformas o, incluso productos propios que directa y, en su caso mediatamente impactan sobre el seguro, rompiendo viejas barreras de entrada al mercado, de otro lado, el derecho debe reaccionar no solo ante esa irrupcioìn empresarial y tecnoloìgica sin parangoìn hasta el presente, cuanto ante las nuevas formas sobre las que se basa la contratacioìn, el anaìlisis de datos y su tutela, la roboìtica y la telemaìtica.
Una esfera, un marco, el tecnoloìgico llamado a transformar radicalmente formas, teìcnicas y canales, pero que se encuentra ahora mismo en medio de un escenario de transicioìn entre lo tradicional y lo digital, lo conocido por todos y lo disruptivo solo dominado por unos pocos. Y lo haraì ademaìs, con una fuerte impronta competitiva entre aseguradores y distribuidores. Una transicioìn a la que se adaptan los viejos esquemas de negocio, de creacioìn y oferta de productos, de distribucioìn y canales de venta muìltiples –omnicanalidad– ante empresas que irrumpen con nuevas formas, a menores costes, y con un conocimiento de las necesidades de consumidores y clientes a traveìs del anaìlisis de datos e informacioìn nunca tan accesible como hasta el momento.
¿Puedes compartir alguna idea disruptiva que haya captado tu atención especialmente? ¿algún caso de éxito?
Seguros paramétricos. Plataformas peer to peer que se generan e irrumpen en el negocio asegurador. Un impacto que ya estaì siendo incorporado tanto al disenÞo como a la comercializacioìn de no pocos seguros y que tienen en frente a un nuevo tipo de cliente o potencial asegurado que anhela seguros sencillos, no complejos, con una transparencia en su coste y precio, disponibles inmediatamente y doìnde en ciertos casos, pueda operar en su configuracioìn geneìtica. Pensemos en los robo-advisor que ya operan en el mercado. Un robo advisor que opera en el mercado financiero se basa principalmente en la indexacioìn pasiva y en estrategias de diversificacioìn que, en el caso de instrumentos o productos financieros, fondos cotizados en bolsa o exchange-traded-funds (ETFs), son seleccionados como inversioìn a traveìs de amplios puntos de referencia en el mercado. ¿Decide él? ¿tiene el robo advisor posibilidad real de conocer mediante los datos, big data, el estado real de riesgo y comportamiento conductual del asegurado del mismo en todo momento gestionando o conociendo datos personales y de salud o de haìbitos que a traveìs de sensores o geolocalizadores lleve el propio asegurado? Y si esto es asiì, ¿queì capacidad de reaccioìn o de asesoramiento tiene ese robo- advisor y frente a quieìn? ¿Cabe la exigibilidad por mala gestioìn o mal asesoramiento o indebido asesoramiento del robo-advisor?
Como bien ha señalado en su momento el profesor Naylor, son la generacioìn X e Y las que “esperan productos simples, precios transparentes, entrega raìpida y poder tratar con los proveedores de productos donde y cuando quieran. Los aseguradores han sido mucho maìs lentos que los proveedores de otros productos en reconocer este cambio en las expectativas de los consumidores y sostienen que esto ha llevado a tres ciclos viciosos descendentes interconectados”. El primero de estos vicios es que la necesidad de asesores conduce a un servicio maìs lento, a la disminucioìn de la transparencia del producto, al aumento de la complejidad del producto y, por lo tanto, a la necesidad de asesores. La segunda es que el aumento de los costos de distribucioìn conduce a una disminucioìn de la rentabilidad de las aseguradoras, lo que a su vez conduce a una disminucioìn de las ventas de seguros de vida, lo que a su vez conduce a un servicio maìs lento y que finalmente conduce a un aumento de los costos de distribucioìn. El tercero es que el aumento de los costos de distribucioìn conduce a la reticencia de los clientes, lo que lleva a la necesidad de que los seguros “se vendan y no se compren”, lo que lleva a la necesidad de asesores, lo que lleva a un aumento de los costos”.
¿Cuál es tu visión de tendencias tecnológicas para 2022?
Imparables. Realmente imparables. Posiblemente no sea menos cierto aquél viejo dicho churchiliano de que tan solo estamos en el comienzo del principio de un cambio, pero lo tecnológico y las tendencias que llevan y traen y la superación misma de esa tecnología en pleno desarrollo así mismo es brutal. Saberlas acoplar, atraer al negocio y a la actividad aseguradora requerirá optimizar momentos, estrategias y su impacto. A ello no es secundario el tema educacional. Educar en estos cambios sobre bases o mimbres ciertas y seguras para el sector, tanto ad intra como ad extra. En lo formativo internamente como en la cultura del cliente y su fidelización. Y esto ya sea en nuevos productos, técnicas antialeatorias, selecciones de riesgos, antiselecciones ne realidad, como en la claridad y transparencia de la redacción de clausulados y el tremendo problema litigioso aún hoy de la interpretación del alcance real de esas condiciones y donde el Smart contract quizá no sea la opción última ni la mejor.
Por tanto el avance es en paralelo y desde múltiples ángulos que se entrelazan. Lo innovador y disruptivo, la estrategia empresarial, el análisis del riesgo, la configuración de nuevos productos de seguro, su seguimiento, el análisis predictivo, su plasmación ene l día a día del contrato, la ejecución de éste, pero también la génesis del mismo, el rol real de los distribuidores, la creación peer to peer por el cliente de productos. Un cambio sin fronteras y una ruptura sin precedentes.
Cada año que viene vendrá cargado de enormes saltos y nuevas tecnologías, canales, conductos, donde la protección de los datos y la anonimización no pueden ser indiferentes.
¿Crees que el sector asegurador está afrontando con éxito el reto de la transformación digital?
Sin duda, hace mucho que se ha subido a ese tren y lo hace dirigiéndolo además como elemento clave de todo el mercado financiero. La revolución tecnológica y la transformación digital son a su vez dinamizadoras del negocio, de la filosofía, de las formas de gestión, pero sobre todo de una nueva interrelación entre el seguro y el cliente, la persona. Saber emplearla óptimamente sin perder de vista la centralidad de l a persona, del cliente, es esencial. El protagonista es ese asegurado que debe ver que la tecnología y la digitalización no solo le favorecen sino que, además, harán más justa la relación de onerosidad económica con la aseguradora.